Plaza del Pumarejo

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NEPAL, MÁS ALLÁ DEL TURISMO. EXPLOTACIÓN LABORAL: PORTEADORES.

Nepal es desde el punto de vista económico uno de los países más pobres del planeta, paradójicamente es uno de los países donde la gente es más feliz (se dice que la pobreza crea comunidad y la riqueza aislamiento).

Sí nos vamos a India, país vecino y con muchas similitudes culturales y religiosas vemos unas diferencias sociales abismales pese a ser una potencia económica incipiente

¿Dónde ve el visitante sea turista o viajero esa pobreza en Nepal? Pues desde mi punto de vista en el trabajo, y especialmente en el transporte de materiales o cosas en general.


 En este país una vez sales del valle de Kathmandú o del valle de Pokhara y te adentras hacia las montañas las carreteras dejan de existir, se da paso a pistas y llega un momento que todo son caminos.

Para transportar mercancías de cualquier tipo se recurre a mulas, yaks en las zonas más altas de montañas, pero principalmente son personas las que se encargan de hacerlo, y de un modo que escandalizaría a cualquier delegado de prevención de riesgos laborales y a cualquier persona con un mínimo de interés por la dignidad humana. 

 

Sí nos fijamos en las dos primeras imágenes podemos ver cómo se cargan estás mercancías y cómo van sujetas a la frente del porteador. Es lo que hay, o tienes una mula o lo llevas tú, o bien tu trabajo consiste en llevar cosas y en este caso eres un porteador, ¿con qué condiciones laborales? Miedo me da imaginarlo.

Vamos ahora a la imagen tercera. Nepal es un país que no produce absolutamente nada, su mayor atractivo es su patrimonio histórico y cultural y sobre todo los impresionantes Himalayas, que hacen que el turismo de montañismo, escalada combinado con el turismo cultural e incluso del conocimiento de terapias y modo de vida espiritual sea el principal ingreso del país.

 

Para hacer una subida al Everest o al Lhotse se necesitan unos materiales muy pesados, ¿y quién los lleva? Pues estos chicos que veis, cada uno lleva el equipaje y materiales de dos personas, me comentan que cada uno carga unos 60 o 70 kg durante varios días hasta el Campo Base.

Lo escandaloso es que el montañero ha pagado un dineral para hacer este viaje, a veces me comentan por aquí que unos 50.000 o 60.000 dólares en algunos casos, gente que va por su cuenta mucho menos. Lo que planteo es: ¿por qué no se les exigen a estas agencias especializadas en organizar estos viajes que los chicos lleven al menos la mitad de carga? ¿Y garantizar un sueldo digno?

Aunque el turismo de montaña es muy sostenible y genera mucho dinero a la economía local, por desgracia estás medidas sociales son una asignatura pendiente en Nepal. Para los chicos por otra parte, ellos comienzan como porteadores y si además hablan inglés y tienen buenos contactos pueden ser guías de montaña más adelante.

Y vamos por último a la cuarta foto. Aquí estamos en Kirtipur, una ciudadela a 10 kilómetros de Kathmandú donde se llega en coche, autobús, motocicleta o bici. Digo esto porque lo que vemos es el transporte de arena y grava para hacer hormigón en una obra en el edificio de al lado. Si hay vehículos con ruedas, ¿no existen las carretillas en Nepal? Para qué, mejor cargamos en la frente y la espalda de mujeres estas cestas que pueden pesar pues casualmente lo mismo que lleva el porteador de las montañas, unos 60 o 70 kg.


 

El trabajo del chico que les está cargando las cestas es durísimo también, pero si os fijáis lleva un mínimo de protección, guantes de trabajo y botas envueltas en plástico para que el polvo de la arena no le dañe los pies, yo le recomendaría una mascarilla para no inhalar el polvo de la obra, las chicas ni tienen ningún tipo de protección ni se plantea el que lleven el material en carretillas.

Si a todo esto sumamos que la educación y la sanidad es privada, la alimentación consiste para la población media en "Dal bat" arroz con lentejas, pocas, y algunas verduras, donde el acceso a fruta fresca, carne, leche y huevos es un lujo, pues ya nos salen las cuentas del nivel de pobreza.
Y yo, que justo acabo de terminar mi ruta por las montañas, ¿cómo lo he hecho? Que a mi edad no estoy para cargar mochilas a más de 3.000mts.

Simplemente dejo casi todo mi equipaje en el hotel de Kathmandú, contrato la excursión a través de una ONG y mi guía y yo llevamos una mochila pequeña cada uno, 5kg. o 7kg. una con ropa imprescindible para los dos, neceser para aseo, un pequeño botiquín y otra con el material fotográfico que es lo que más pesa y la llevo yo.

Con esta crónica no quiero decir que todo el que hace turismo de escalada abusa de las condiciones laborales de la población local, solo quiero hacer hincapié en que se puede viajar de una manera responsable disfrutando de igual manera.

Y de momento pocos más amiguetes, deciros que estoy en Lukla después de siete días cuál cabritilla por las montañas, mañana bajo a Kathmandú.

Namasté y sigo informando desde el Nirvana.
           Nepal, abril 2022.

[Texto y fotografías de Francisco José Fernández Román]

NEPAL, MÁS ALLÁ DEL TURISMO. REFUGIADOS (REFUGEES): LA COMUNIDAD TIBETANA EN NEPAL

REFUGIADOS (REFUGEES): LA COMUNIDAD TIBETANA EN NEPAL





Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, art. 14.1:

“En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”

La Declaración Universal de Derechos Humanos fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 como un ideal común para todos los pueblos y naciones. Hoy en día no se cumple en su totalidad en ningún país, especialmente el artículo 14 sobre el derecho a asilo y refugio.


En octubre de 1950 el ejército de la República Popular China se hizo con el control de la Región autónoma del Tíbet. Tras las revueltas, y su posterior aplastamiento, miles de personas fueron obligadas a huir de su tierra, no sólo los miembros del gobierno, sino también monjes y buena parte de la población civil.  La mayoría se refugió en India, Nepal y Bután.



Hoy por cuarta vez he visitado el asentamiento tibetano de Tashiling en Pokhara, Nepal. No lo llamaría Campo de Refugiados, pues, a diferencia de los campos de refugiados en Tindouf, Líbano o Irak, aquí la población tibetana vive con las mismas comodidades que la población nepalí.  Alojamiento, escuelas, monasterios y negocios es lo que podemos ver en estos asentamientos, en un país muy pobre como Nepal que les ha acogido con los brazos abiertos y les trata como iguales desde su llegada, hace 70 años. Las similitudes culturales y religiosas, así como muchos grupos tibetanos que han vivido en las regiones fronterizas de Dolpo y Mustang, hacen que este país tan humilde sea un ejemplo de acogida y de que los derechos de asilo y refugio sean una realidad en él.



La ocupación tibetana por parte de China será la que más rechazo produce en Occidente (aparte de la actual invasión de Ucrania por parte de Rusia) y la solidaridad con el pueblo tibetano es abanderada por figuras del espectáculo como Richard Gere, Penélope Cruz o Nacho Cano.



La campaña “Free Tíbet” me produce las mismas inquietudes que la reforma laboral de Yolanda Díaz. Si es del agrado de la CEOE y los sindicatos mayoritarios dudo que sea beneficiosa para la clase obrera. Otro tanto me ocurre con “Free Tíbet”, si tiene la simpatía de estos personajes, que para nada les interesa la realidad del pueblo palestino, o el pueblo saharaui, habría que plantearse cual es o era la realidad del Tíbet antes de la ocupación china.



Para empezar, ¿por qué esta simpatía por el pueblo tibetano y los líderes budistas? Si China ocupó igualmente la región de Xingiang fronteriza con Pakistán, Kirguistán y Tayikistán, cuya población uigur fue igualmente sometida, ¿por qué a nadie le interesa la población uigur? Pues muy fácil, son musulmanes y ser musulmán no cotiza en bolsa en estos días.


Por otra parte, ¿por qué cae tan bien el budismo en Occidente? Su mensaje es precioso, el amor al prójimo, la ayuda a las personas desfavorecidas y la búsqueda de la felicidad a través de la paz interior. El cristianismo también tiene un mensaje similar, sin embargo, como vemos el poder de la Iglesia Católica y las demás de origen cristiano nada tienen que ver con este mensaje.


Otro tanto ocurre con el budismo, en 2017, los líderes budistas lanzaron una campaña de odio hacia la población Rohingya en Myanmar que desembocó con la persecución, matanza y éxodo de cientos de miles de personas a Bangladesh, un genocidio muy comparable con el que ocurrió en Ruanda, especialmente en lo que a la indiferencia internacional se refiere. Por cierto, los Rohingyas también son musulmanes.


Una última duda es: ¿Cuál es la situación actual del Tíbet después de la ocupación? No cabe duda que el anterior régimen era un gobierno feudal, teocrático que vivían en la edad media, hoy día el Tíbet cuenta con las mismas infraestructuras que cualquier otra provincia china. A la población tibetana le ocurre lo que satiriza Monty Python en “La vida de Brian”: ¿Qué han hecho los chinos por nosotros?: pues carreteras, escuelas, hospitales, ferrocarril, electricidad… y hasta hay Internet!!!

Pero es un territorio ocupado, al igual que Palestina, el Sáhara Occidental, Ucrania… y eso es absolutamente inaceptable.

Además, viendo las caras de estas personas, monjes jóvenes que ya han nacido en Nepal, otros que llegaron en el 59, civiles que tuvieron que dejarlo todo, salir huyendo con lo puesto, con el miedo como equipaje y el enemigo a sus espaldas y pese a todo te sonríen, te enseñan su casa, te invitan a té. Por supuesto te muestran su artesanía y te venden, bueno, a mí me han vendido medio Tíbet.

Me quedo con la satisfacción de que esta gente ha encontrado, aquí en Nepal, un pueblo que les ha acogido les ha hecho sentirse una parte más de esta sociedad y no unos extraños o marginados como ocurre en otros países.

Mirándoles a los ojos y viendo la sonrisa de estas mujeres que llevan aquí más de 70 años solo me sale del corazón decir:

¡¡¡REFUGEES WELCOME!!!

 

[Texto y fotografías de Francisco José Fernández Román]

 


NEPAL MÁS ALLÁ DEL TURISMO. EDUCATION DEVELOPMENT FOUNDATION NEPAL (EDFON)

 

EDUCATION DEVELOPMENT FOUNDATION NEPAL (EDFON)

Alimentación, vivienda, trabajo digno, educación y sanidad son derechos básicos que deberían estar garantizados en todos los países. Lamentablemente vivimos en un mundo lleno de desigualdades, hambre, guerras y falta de estos derechos. Nepal no está exenta de esta situación, de hecho, es uno de los países donde, por ejemplo, la educación es un negocio.


El 25 de septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible como un llamamiento para acabar con la pobreza y garantizar que en 2030 todas las personas disfruten de paz, igualdad y prosperidad.

Hay países y personas que no pueden esperar tanto. Este es el caso de Nepal, donde la pobreza y la falta de derechos fundamentales hace que organizaciones como Education Development Foundation Nepal hayan decidido actuar ya para garantizar una educación digna y gratuita para los niños y niñas de Nepal.


Esta asociación sin ánimo de lucro nace con el objetivo de escolarizar al mayor número de niñas y niños en exclusión social, de diferentes etnias y castas bajas, y reforzar la alimentación. Se pretende, pues, escolarizar al mayor número de niñas y niños y ofrecerles una educación de calidad para que puedan integrarse en los ámbitos socioculturales. Como objetivo general, esta ONG lucha por mejorar sus condiciones de vida y mitigar los prejuicios de las castas.

 

El colegio Nepal Ratna School está ubicado en un barrio de la periferia de Kathmandú, Jaranku en Nepal.


Su presidenta, Alma Millán, junto a profesoras, voluntarias, y apoyo médico y psicológico, hacen que más de 360 niñas y niños tengan acceso al derecho fundamental de la educación, y mantienen un comedor social.

Las debilidades y amenazas del proyecto son muchas. Al volver a casa, estos niños y niñas se encuentran con una realidad durísima: viviendas que no son más que chabolas en pésimas condiciones, familias completamente desestructuradas, carencias en alimentación, ropa, higiene, …, que hacen que hasta la salud mental de, la mayor parte de las veces, niñas, se vea terriblemente afectada.

La lentitud burocrática de Nepal y la falta de recursos en este país hace que la consecución de estos objetivos se convierta en una lucha diaria.


Otro aspecto a tener en cuenta ha sido la pandemia provocada por el virus COVID-19. En un país donde la educación es un negocio, cientos de colegios cerraron durante 2020 y 2021 con el profesorado sin cobrar sus sueldos. Sin embargo, este colegio, así como el comedor social, estuvieron funcionando todo el tiempo, y la plantilla estuvo cobrando religiosamente.

Afortunadamente las fortalezas y oportunidades son muchas como nos comenta Alma Millán.

Con un personal de 13 profesoras, el director, dos personas encargadas de la limpieza, voluntarios, se logra que este proyecto siga adelante. Eso sí, con un esfuerzo titánico por parte del personal.

Además, desde la Asociación Tarrasa Solidaria Internacional, han recibido soporte económico para diferentes proyectos.



El colegio fue construido por Arquitectos Sin Fronteras, el comedor social es un proyecto de sostenibilidad aprobado por el Ayuntamiento de Tarrasa (Solidaridad Internacional), y también reciben otras donaciones de socios y padrinos.

Donaciones, apadrinamientos y cuotas de socios son la fuente de financiación de este proyecto que merece toda mi admiración y respeto.

Después de conocer y visitar este proyecto es difícil evaluar este torbellino de sensaciones, el dolor por ver en qué condiciones viven estos niños y niñas y sus familias, imaginar cómo han podido sobrevivir en estos dos años de pandemia, en un país donde no solo la educación es un negocio sino que la salud pública también.

Me voy sin embargo con la satisfacción de ver cómo pese a todo, estos niños y niñas continúan con sus clases diariamente.

La alegría también de verlos en el comedor social, donde se hace un esfuerzo para reforzar la alimentación de estos niños y niñas, y ver a gente como Kami Sherpa (responsable coordinador de proyectos en Nepal) colaborar en que ello se haga posible al menos un día a la semana, o dos o tres como comenta Alma, y que en uno de los países más pobres del planeta gente como Alma Millán, Kami Sherpa y mucha más gente hagan posible este milagro.

Tengo el honor desde hace años de ser socio y colaborador de Médicos Sin Fronteras, Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y doy fe del trabajo tan desinteresado que hacen en favor de los derechos humanos.

Y aquí en Nepal, el haber conocido la proyecto EDFON, que dirige Alma Millán, hace que tenga la completa seguridad que otro mundo más justo e igualitario es posible gracias a estas maravillosas personas.


NAMASTÉ.

Texto y Fotos: Francisco José Fernández Román

Páginas relacionadas: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/

https://www.facebook.com/edfonschool/

https://edfonbarcelona.wixsite.com/nepal

 

 

 

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