lunes, 2 de mayo de 2022

COLECTIVA 4 : ILUSTRACIÓN DE UN POEMA (15-3-2022)

RONYA OTHMANN


Allí dejamos atrás lo que nos hace mujeres y nos volvemos personas

entre estas altísimas rocas

las víboras, tus amigas, las montañas.

llevas en la nuca el peso de tu 

trenza. La costumbre que como piedras

lleva tu mirada hacia abajo. En el  valle cuelga

la niebla. no quieres volver. Lo que

dices mientras callas.

mientras el helicóptero va raspando

el cielo. y te escondes entre las matas,

te vuelves mantillo, corteza. y retama espinosa

para que no te encuentren, al musgo

laderas abajo.

te has cortado la trenza y debes volver a

aprender a andar, el equilibrio de tus

pasos, todo recto, pero aquí no hay

suelo 

 


Esther Cillero


MARIO BENEDETTI 

No te rindas (fragmento)

 

No te rindas, aún estás a tiempo

De alcanzar y comenzar de nuevo,

Aceptar tus sombras,

Enterrar tus miedos,

Liberar el lastre,

Retomar el vuelo.

 

No te rindas que la vida es eso,

Continuar el viaje,

Perseguir tus sueños,

Destrabar el tiempo,

Correr los escombros,

Y destapar el cielo.

 

No te rindas, por favor no cedas,

Aunque el frío queme,

Aunque el miedo muerda,

Aunque el sol se esconda,

Y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma

Aún hay vida en tus sueños.


Silvia Villena


GLORIA FUERTES 

 

"En las noches claras 

resuelvo el problema de la soledad del ser.

Invito a la luna y con mi sombra somos tres".




Silvia Villena 

                              LA ALEGRÍA 


Y súbita, de pronto,
porque sí, la alegría.
Sola, porque ella quiso,
vino. Tan vertical,
tan gracia inesperada,
tan dádiva caída,
que no puedo creer
que sea para mí.
Miro a mi alrededor,
busco. ¿De quién sería?
¿Será de aquella isla
escapada del mapa,
que pasó por mi lado
vestida de muchacha,
con espumas al cuello,
traje verde y un gran
salpicar de aventuras?
¿No se le habrá caído
a un tres, a un nueve, a un cinco
de este agosto que empieza?
¿O es la que vi temblar
detrás de la esperanza,
al fondo de una voz
que me decía: «No»?
Pero no importa, ya.
Conmigo está, me arrastra.
Me arranca del dudar.
Se sonríe, posible;
toma forma de besos,
de brazos, hacia mí;
pone cara de mía.
Me iré, me iré con ella
a amarnos, a vivir
temblando de futuro,
a sentirla de prisa,
segundos, siglos, siempres,
nadas. Y la querré
tanto, que cuando llegue

alguien

-y no se le verá,
no se le han de sentir
los pasos- a pedírmela
( es su dueño... era suya ),
ella, cuando la lleven,
dócil, a su destino,
volverá la cabeza
mirándome. Y veré
que ahora sí es mía, ya.

 


La alegría de Elena Torres Quero

 


IKEBANA. JULIA UCEDA 

DESDE el jardín inunda las habitaciones un pálido silencio,
                                                                                  fresco,
                                                                                  suave
como una mano sabia y sagrada desde algún espacio sin tiempo;
tal vez de alguien no creado todavía pero que sonríe sin sonreír.
Llueve. El silencio está vivo y acompaña, 
se le respira y nos fundimos en lo innombrable.
Los árboles y yo nos sentimos en paz. De vez en cuando,
una gota perezosa cae desde el último dedo de las ramas de un cedro
que reina en el jardín como barco de velas.
En el monitor encendido veo el fragor de un mundo
                                        perdido en su desvarío.
No cambiaré mi conciencia para estar con ellos. Estoy
                                                      con los árboles
                                                      y su silencio.
                                                      Y con la mano sagrada 
                                                      de quién ignoro.


Belén Jiménez


"Cual adolescente en su primera cita,

 tímidamente se asoma,

 Kongde, la Grandiosa Montañita"


(Haiku libre escrito por Francisco José Fernández Román en Namche Bazar,

Nepal, 9 de abril 2022)



Francisco José Fernández Román

KARMELO C. IRIBARREN
El alba                              

                                    Para Pablo G. Bao

Aquel lugar inhóspito
fantasmal
frío
en el que nunca
te quedaba un cigarrillo
y los taxis
iban siempre 
en la otra dirección 



Paco Aragón


Paco Aragón

   

  PEDRO SALINAS

...

Por eso existen
labios y dientes, tan cercanos, juntos
y sin posible confusión, seguros
los dos de lo que quieren: transvivirse
en beso o hueso, 
en inmortalidad del incorpóreo
no querer morir nunca que es besarse, 
ellos, los labios y los dientes, ellos, en la final materia, calavera 
donde el labio pudrió y ellos aún luchan.

...


Javier de la Cruz Ríos


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